martes, 27 de abril de 2010

...


el idiota



cuando gana no se vuelve inteligente



sino más idiota


jueves, 22 de abril de 2010

Pacha

Mensaje a la Cumbre de la Madre Tierra
Por Eduardo Galeano

Lamentablemente, no podré estar con ustedes. Se me atravesó un palo en la rueda, que me impide viajar. Pero quiero acompañar de alguna manera esta reunión de ustedes, esta reunión de los míos, ya que no tengo más remedio que hacer lo poquito que puedo y no lo muchito que quiero.
Y por estar sin estar estando, al menos les envío estas palabras.
Quiero decirles que ojalá se pueda hacer todo lo posible, y lo imposible también, para que la Cumbre de la Madre Tierra sea la primera etapa hacia la expresión colectiva de los pueblos que no dirigen la política mundial, pero la padecen.
Ojalá seamos capaces de llevar adelante estas dos iniciativas del compañero Evo, el Tribunal de la Justicia Climática y el Referéndum Mundial contra un sistema de poder fundado en la guerra y el derroche, que desprecia la vida humana y pone bandera de remate a nuestros bienes terrenales.
Ojalá seamos capaces de hablar poco y hacer mucho. Graves daños nos ha hecho, y nos sigue haciendo, la inflación palabraria, que en América latina es más nociva que la inflación monetaria.
Y también, y sobre todo, estamos hartos de la hipocresía de los países ricos, que nos están dejando sin planeta mientras pronuncian pomposos discursos para disimular el secuestro.
Hay quienes dicen que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud. Otros dicen que la hipocresía es la única prueba de la existencia del infinito. Y el discurserío de la llamada "comunidad internacional", ese club de banqueros y guerreros, prueba que las dos definiciones son correctas.
Yo quiero celebrar, en cambio, la fuerza de verdad que irradian las palabras y los silencios que nacen de la comunión humana con la naturaleza. Y no es por casualidad que esta Cumbre de la Madre Tierra se realiza en Bolivia, esta nación de naciones que se está redescubriendo a sí misma al cabo de dos siglos de vida mentida.
Bolivia acaba de celebrar los diez años de la victoria popular en la guerra del agua, cuando el pueblo de Cochabamba fue capaz de derrotar a una todopoderosa empresa de California, dueña del agua por obra y gracia de un gobierno que decía ser boliviano y era muy generoso con lo ajeno.
Esa guerra del agua fue una de las batallas que esta tierra sigue librando en defensa de sus recursos naturales, o sea: en defensa de su identidad con la naturaleza.
Hay voces del pasado que hablan al futuro.
Bolivia es una de las naciones americanas donde las culturas indígenas han sabido sobrevivir, y esas voces resuenan ahora con más fuerza que nunca, a pesar del largo tiempo de la persecución y del desprecio.
El mundo entero, aturdido como está, deambulando como ciego en tiroteo, tendría que escuchar esas voces. Ellas nos enseñan que nosotros, los humanitos, somos parte de la naturaleza, parientes de todos los que tienen piernas, patas, alas o raíces. La conquista europea condenó por idolatría a los indígenas que vivían esa comunión, y por creer en ella fueron azotados, degollados o quemados vivos.
Desde aquellos tiempos del Renacimiento europeo, la naturaleza se convirtió en mercancía o en obstáculo al progreso humano. Y hasta hoy, ese divorcio entre nosotros y ella ha persistido, a tal punto que todavía hay gente de buena voluntad que se conmueve por la pobre naturaleza, tan maltratada, tan lastimada, pero viéndola desde afuera.
Las culturas indígenas la ven desde adentro. Viéndola, me veo. Lo que contra ella hago, está hecho contra mí. En ella me encuentro, mis piernas son también el camino que las anda.
Celebremos, pues, esta Cumbre de la Madre Tierra. Y ojalá los sordos escuchen: los derechos humanos y los derechos de la naturaleza son dos nombres de la misma dignidad.
Vuelan abrazos, desde Montevideo.
* Hoy cerró en Cochabamba, Bolivia, la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, convocada por el presidente boliviano Evo Morales. Hay un sitio dedicado especialmente. El enlace, acá.

domingo, 18 de abril de 2010

...y volvió el fútbol, nomás!


Si bien todavía no podemos evitar que se nos piante un lagrimón al verlo a Ángel en un banco que no sea el nuestro, ayer sentí alegría por él y su fútbol. Cómo logró con un par de entrenamientos darle vuelta el partido a un equipo consolidado y que venía primero, nada menos. Cappa los sacó a la cancha con confianza, sabiendo a qué jugaban. Me hizo acordar a Huracán: terminar un primer tiempo abajo y darlo vuelta, tranquilo y de toque, en el segundo. En el primer tiempo, River tuvo claramente el dominio de la pelota y Godoy Cruz no podía pasar de mitad de cancha (no sé qué partido estaba mirando el Turco Asad cuando dijo que en ningún momento se sintieron dominados). Paradójicamente, el segundo tiempo estuvo más repartido en cuanto a la tenencia del balón, pero la contundente tranquilidad, me la juego, transmitida por Cappa, marcó la diferencia dando vuelta el partido con dos goles en dos minutos. Me alegro por Ángel y por Fatiga, que se lo merecen. Una vez más, el buen fútbol y una idea clara pueden más que la especulación, los pelotazos y los contragolpes de pedo. Salud. Por Cappa, por el fútbol que nos gusta y por que alguna vez, nosotros nos podamos dar el gusto de tener otra era Cappa. Salute, Angelito.

martes, 13 de abril de 2010

Vuelve el Fútbol

No hace todavía un año El Cappista nacía vestido de blanco y rojo con un Globo en el corazón. Cursilería mediante, esa es la realidad, de ahí surgió. Pero tan cierto como eso es que a El Cappista le gusta el buen fútbol. Pero el fútbol que nos complace, que excede la cancha, que salpica de lucidez otras manifestaciones artísticas y formas de expresión, no tiene banderas, ni distancias. La filosofía del buen juego, tan vapuleada y llevada al paroxismo de lo peyorativo con términos como lirismo y tiki tiki y tantos otros, pudo verse plasmada en un club con una gran historia atrás como es Huracán. Sin presupuesto, con los jugadores que había. Salidos, muchos, de las inferiores del club; otros, a préstamo de clubes más solventes a los que les sobraban jugadores y podían darse el lujo de no precisar a Toranzo, por ejemplo. Con sus sueldos atrasados, bañádose con agua fría, con Bolatti durmiendo en el piso porque no entraba en la camita que le habían dado (folklore o no, se habla de que estaban por cortarle la piesera cuando un hincha, conmovido por la bizarra novedad, se hizo presente con una cama al hombro acorde a la estatura del 5 de oro). Así, con ese marco, el Huracán de Cappa, remontó vuelo de manera imparable sin importar las dificultades, a puro juego y conocimiento. Hubo que bajarlo del podio de un hondazo. De ahí emergió la figura quijotesca de Ángel Cappa. Porque parecía una utopía, parecía irrealizable el sueño campeón de un club pobre. Grande en historia pero pobre en recursos. Y la cruzada heroica dejó a muchos con un sabor amargo. Por el robo, por el arrebato inescrupuloso y el posterior desmantelamiento del equipo que no hizo más que reforzar la idea que desde las mismas entrañas del club no se quería un crecimiento verdadero. Y la indignación fue masiva. Hinchas de otros clubes, de acá y de afuera, dejaban sus mensajes mezclando bronca y condolencias. Fueron muchos más que los hinchas de Huracán los que disfrutaron de ese equipo, de esa manera tan nuestra de jugar, de esa identidad cultural que nos acerca a pesar de las banderas y los colores. Y a los hinchas de Huracán no nos dejaron disfrutar de la gloria máxima. Ojalá, ahora, por el bien del buen fútbol, Ángel pueda desplegar cómodamente el estilo de juego que tanto queremos. Lo demostró de sobra en Huracán dándonos la dicha, a los que por edad no vimos el 73, de haber visto un Globo lleno de Fútbol. Éxitos, Ángel, se los merece. Vaya. Sueñe. Juegue. Vuele. Y ya sabe: la Quema, es su casa y el lugar para usted va a estar siempre.