miércoles, 10 de febrero de 2010

Bonadeo, el viejo

Comparto con ustedes, amig@s lector@s, esta nota imperdible al viejo Bonadeo, (el padre de Gonzalo, el gordo) en la que no se priva de tirar palo y palo para donde se le cante. Se puede estar o no de acuerdo con los conceptos vertidos pero es innegable que es una oda a la opinión en tiempos en que está tan devaluada y desacreditada debido a tantos pseudoperiodistas de cuarta, mercenarios del mercado.

La entrevista la realizó Marcelo Benini, hincha del Globo, para El Barrio Periódico de Noticias, de Villa Urquiza y aledaños, lo que le dio esa atmósfera cercana a los márgenes que tanto me gusta. Felicitaciones, Marcelo, una gran nota.

Habla de todo: del Huracán de Cappa, de Menotti, de Brazenas, de los monopolios.

IMPERDIBLE.




“Amo el fútbol y detesto su entorno”

A los 71 años, el periodista deportivo no deja títere con cabeza. Dice que su célebre incontinencia verbal, que le hizo perder infinidad de trabajos, se agravó con la edad. Desea que la selección nacional quede eliminada en la primera ronda del Mundial de Sudáfrica para que el fútbol argentino renazca. Los Kirchner, Víctor Hugo Morales, Alejandro Fabbri, Carlos Bilardo y Marcelo Araujo son algunos de sus blancos.


En La Lucila, donde vive Diego Bonadeo, sólo se escuchan los pájaros a las cinco de la tarde de un día cualquiera de enero. No hace falta tocar el timbre de su caserón para anunciarnos; el periodista deportivo, que el 1 de febrero cumplió 71 años, nos ve desde el garaje y sale cordial a nuestro encuentro. Alto y corpulento, viste bermudas, zapatillas y una chomba Mistral. Curiosamente, no lleva puestos los anteojos de marco indiscreto que desde siempre lo caracterizaron. Al cigarrillo, otro detalle distintivo de su figura, lo dejó hace más de dos años.
Ingresamos a la vivienda -que tiene fondo con césped y una regia pileta- y nos reciben las mascotas de Bonadeo: un rottweiler que infunde respeto y un gato siamés, disímiles criaturas que parecen llevarse bien. “Qué hermoso”, dice la fotógrafa y acaricia al minino. “Es un imbécil”, acota seco Bonadeo. Por si no quedó claro, lo dice una vez más: “Es un imbécil”. El adjetivo, que deriva del latín imbecillis, alude según el diccionario de la Real Academia Española a las personas escasas de razón. Es uno de los calificativos favoritos de Bonadeo -quizá por su indiscutible eficacia y sonoridad, más brutal incluso que un insulto- y se escuchará con frecuencia durante las casi dos horas de charla. Claro que en esta ocasión los destinatarios no serán los animales.
Para romper el hielo le comento al pasar de qué club soy hincha. Lejos de aflojarlo, esta revelación lo inflama. “¿Así que sos de Huracán? El periodismo está lleno de conversos, de tacticistas que el semestre pasado descubrieron a Huracán porque le iba bien, no porque jugaba bien. Por ejemplo Alejandro Fabbri, Víctor Hugo Morales y toda esa recua de imbéciles. Víctor Hugo vive disfrazando la realidad, ¿por qué se peina así? El omite que su padre era negro y, por lo tanto, su cabello es mota. Le gusta enfatizar las erres, disfruta decir el recurrente recorrido de Arruabarrena. Es un imbécil”, reitera Bonadeo, poniendo su mayor énfasis sobre la sílaba acentuada.

-Aparenta ser una persona muy casera y los motivos están a la vista. ¿Sale poco?

-Soy muy feliz en mi casa, me gusta enormemente. Ya no tengo razones laborales para salir, sólo escribo para Página 12 una columna semanal que envío por e-mail. Los que manejan este negocio se olvidaron de mí, la que no se olvidó por suerte es la gente. Especialmente los pendejos. Tal vez de deba a la notoriedad de mi hijo Gonzalo.

-¿Estar casi retirado es una elección o una consecuencia de su honestidad brutal?

-Soy una mezcla de proscripto con autoproscripto. No sé que aspecto predomina más. Lo último que hice fue “Barajar y dar de nuevo” en Radio Ciudad, título de un libro de uno de mis grandes referentes que es Arturo Jauretche. Nada que ver con la referencia que tiene la Presidenta de la Nación, que debe haber leído a Jauretche en Braille. Ella es un permanente manual de zonceras argentinas, que es el nombre de otro de los libros de Jauretche. El ciclo duró hasta setiembre de 2006, fue durante el gobierno Telerman. Un día anuncié al aire que me iba debido al manoseo y el director, Rodolfo Mascali, me reprochó que yo había trabajado durante la dictadura y que le cantaba panegíricos a Menotti. Lo mandé al carajo, me fui a mi casa y no volví más.

-Ese sería un caso de autoproscripción, ya que usted eligió irse. Proscripción fue el levantamiento de “Fútbol Prohibido”...


-Es increíble, el productor de ese programa era Diego Gvirtz, hoy productor de “TVR” y la basura esa que va por Canal 7 “6-7-8”. Es decir, trabaja para Canal 13 -que cuestiona al Gobierno- y para el Estado simultáneamente...

-Gvirtz se fue de Canal 13 precisamente por su alineación con el Gobierno...

-Ah, ¡qué hijo de puta Gvirtz! ¿Sabés lo que hizo? Nos embarcó al Ruso Verea y a mí cuando nos levantaron “Fútbol Prohibido” en un juicio a Torneos y Competencias. Al tiempo negoció parar el juicio y arregló con Carlos Avila para ser el productor de “Tribuna caliente”. Le compraron el silencio. ¿Sabés por qué levantaron “Fútbol Prohibido”?

-Supongo que por ser el único programa que cuestionaba al monopolio del fútbol...

-Por supuesto. El argumento fue que levantábamos los goles, pero a los chorros lo que le molesta es que le digas que el auto que tienen es ordinario, que el perfume huele a mierda y que la mina con la que salen está usada.

-Como dice la canción de Sui Generis, imagino que en su vida profesional hubo un tiempo que fue hermoso y fue libre de verdad. Por ejemplo en El Gráfico de Dante Panzeri, al que ingresó con 22 años en 1961.

-¡Pero sí, yo fui un afortunado! Me inicié en 1960 con otro maestro, Alberto Laya, en La Nación. Cuando llegué a El Gráfico fue como tocar el cielo con las manos, lástima que esa etapa duró demasiado poco. Algunos de mi generación después renegaron, conversos que en vez de enarbolar la bandera se metían el asta en la nariz. Por supuesto, la bandera quedaba por el piso.

-¿Cuántos años estuvo y por qué se fue de El Gráfico? Dijo que tras la ida de Panzeri se convirtió en un esperpento.

-Estuve menos de dos años. Panzeri se fue por cuestionar a Alvaro Alsogaray, esto fue a fines de 1962 o principios de 1963. Constancio Vigil (N. de la R. Nieto del fundador de Editorial Atlántida) fue el responsable de que se fuera, cuando Panzeri le enseñó a escribir. Igual, Vigil nunca aprendió. Después la revista se fue convirtiendo en un esperpento por culpa del máximo responsable del periodismo gráfico basura en la Argentina que es Carlos Fontanarrosa, uno de los creadores de revista Gente. Es el padre periodístico de los Rial, los Ventura y las Canosa.

-¿Cuándo empezó a enrarecerse el periodismo deportivo, al punto de que usted no soportara compartir esos espacios de trabajo?

-Ahí mismo, con Fontanarrosa. Apareció Cherquis Bialo, ¡por favor! Se peleó y se amigó 70 millones de veces con Julio Grondona.

-Muy pronto en su carrera se empezó a desengañar de la profesión...

-Me empecé a dar cuenta de cómo venía la mano y entonces preferí editar una revista de rugby con mi primo y unos amigos. Se llamaba Tercer Tiempo y fue una experiencia lindísima. Poco después y de casualidad aparecí en Canal 7, en el equipo de Horacio Aiello (N. de la R. Relator deportivo famoso por la muletilla “a la derecha de su pantalla señora”), con Macaya Márquez, Gañete Blasco y César Abraham. Después de esto llegó una etapa muy feliz para mí que es la de “Sport 80”, por Radio Mitre, en plena dictadura.

-Usted fue uno de los fundadores de ese mítico ciclo...

-Yo sí, ¡Adrián Paenza nunca fue fundador de nada! Vive merodeando. Marcelo Araujo y Víctor Hugo Morales tampoco fundaron “Sport 80”. Fuimos el Negro Eguía, Pancho Ibáñez y yo. Guillermo Salatino se borró el día que tenía que empezar el programa porque Fernando Marín, que estaba con él en Radio Belgrano, no lo dejó. A los quince días Pancho Ibáñez nos dijo “yo los quiero mucho, pero esto no lo entiendo como periodismo así que si me lo permiten me voy a ir”. Como bien dijo Adolfo Castelo, “Pancho Ibáñez es una maravilla que se plancha los blue jeans. Un tipo que se plancha los blue jeans no puede soportar a dos energúmenos como el Negro Eguía y yo. “Sport 80” iba a la tarde, algo absurdo para un programa sobre fútbol. Tengo las cartas guardadas, el 60 por ciento eran mujeres. El Gordo Muñoz lo llamó a Julio Moyano, que era el productor de “Sport 80”, para decirle que estaba muy nervioso por lo que decíamos. Hicimos cosas maravillosas, que no se podían hacer durante la dictadura y las hicimos igual. Después llegaron Néstor Ibarra y Juan José Lujambio. Al año siguiente el programa pasó al mediodía y llegaron Niembro y Araujo, que aportaron lo suyo. Sería una necedad de mi parte negarlo. ¡Teníamos más audiencia que Antonio Carrizo en Rivadavia! Históricamente esa emisora fue líder en audiencia en todos los segmentos, cosa que se encargó de tirar prolijamente a la basura Luis Cetrá, su director actual. Ese hombre tiene en su haber dos logros: fundir al diario Tiempo Argentino y quitarle el liderazgo a Rivadavia. Cuando llegó Víctor Hugo Morales me fui.

-¿Por qué se fue?

-No me gustaba cómo venía la mano. Se incorporaron personajes como Roberto Leto y el Bambino Pon, ¿o es Pons? Se morfa las eses como Gustavo Sylvestre. “Sport 80” se convirtió en una nueva versión de “La oral deportiva”, con un relator mejor que Muñoz que era Víctor Hugo. Se desvirtuó la idea original.

-¿En qué se basa para definir como farsante a Víctor Hugo Morales?

-Vos no podés decir que vas a votar a Rafael Michelini en Uruguay, hijo del senador asesinado en la Argentina Selmar Michelini, representante del ala progresista más radicalizada del Frente Amplio, mientras estás sacando al aire a Constancio Vigil, operador de la dictadura de Videla desde la revista Gente. Víctor Hugo es un farsante. Yo lo bauticé “el Oráculo de Cardona”. Es un bautismo que me gratifica mucho.

Van 25 minutos de charla cuando Bonadeo insiste en convidar una bebida. Le aceptamos una gaseosa de limón, que no es tan ácida como su lengua. “Te va a costar un huevo escribir esta nota”, me chicanea. Por momentos la conversación adquiere un tono nerviosamente gracioso debido al calibre de los proyectiles que a mansalva dispara Bonadeo. Debemos andar con cuidado, en cualquier momento nosotros mismos recibimos uno de esos disparos...

-El primer registro que tengo de usted es de hace 28 años, leyendo en El Gráfico una encuesta sobre la llegada de Bilardo a la selección. Me llamó la atención el detalle de que era uno de los pocos, sino el único de los consultados, que se oponía. ¿Qué veía en Bilardo que le disgustaba?

-El bidón de Branco (N. de la R.: Durante el Mundial de Italia 90 el ayudante de campo de Bilardo le habría dado agua adulterada con alguna droga al jugador brasileño). Esto ocurrió ocho años después de aquella encuesta y fue reivindicado por Marcelo Araujo, el relator del régimen. No del pueblo.

-Según su mirada, mi siquiera el Mundial 86 le da crédito a Bilardo...

-¿Sabés qué? Los directores técnicos no juegan, tienen un 20 por ciento de influencia. Las instrucciones son fulbito para la tribuna. En 1986 el seleccionado argentino fue campeón del mundo a pesar de Bilardo... ¿Sabés las cosas que ha hecho Bilardo últimamente? Yo las escribí, pero no las leí en ningún otro lado. Partido de práctica entre la selección y Tristán Suárez en Ezeiza. Iban 1 a 1 y Bilardo le dijo a Alejandro Mancuso, el ayudante de campo. “Mancu, Mancu, poné un jugador más que total no se van a dar cuenta”. ¡Quería hacer trampa en un partido amistoso! ¡Bilardo es un imbécil!

-¿Le sorprende que forme parte del cuerpo técnico?

-¿Cómo me va a sorprender si Cristina Kirchner es la presidenta de la Nación y Julio Grondona el presidente de la AFA y el vicepresidente de la FIFA? Encima Maradona entiende cada vez menos de fútbol. ¿Cómo va a jugar Heinze en la selección? Lo hace porque el hermano gestionó en 2006 unas charlas de Diego no sé dónde pito, cuando Maradona no tenía un mango.

-¿A qué periodistas siente cerca de su discurso?

-A Carlos Juvenal y a Pedro Uzquiza, ya fallecidos. También al Nene Panno, al Ruso Verea y a Horacio Pagani. Somos muchos más de lo que el sistema cree y muchos más de lo que nosotros mismos creemos ser. ESPN me parece el mejor canal de deportes, lástima los boricuas... ¡No se les entiende nada y usan anillos muy grandes!

-Usted es simpatizante de Boca...

-Soy un hincha de Boca medio extraño, cuando lo dirigía Juan Carlos Lorenzo quería que se fuera al descenso. Una discusión que tengo con Menotti es cuando dice que el gran responsable del fútbol basura es Osvaldo Zubeldía; yo digo que hay un antecesor que es el Toto Lorenzo. El empezó a “regar” canchas y es responsable de algunas tristísimas historias que dejaron secuelas en muchos jugadores.

-Evidentemente hay historias negras en el fútbol argentino...

-Sí, lástima que Fabbri no las escribió, pese a que su libro se llama así. El problema es que se lo presentó Marcelo Araujo, uno de los reivindicadores de las historias negras. Yo no digo que no hay que trabajar para Torneos y Competencias o para Canal 7, yo digo que hay que ser coherente. Fabbri era muy amigo mío, lo llevé a trabajar a Radio Belgrano durante la primavera alfonsinista, algo irrepetible. Por ejemplo, si Jorge Guinzburg no se hubiera muerto Ernestina Pais y Luciano Galende seguirían laburando para el monopolio de Clarín. ¡Ahora le pegan a Clarín y apoyan la Ley de Medios! Sandra Russo, que trabaja conmigo en Página 12, hasta hace tres años era apostillera de Lalo Mir en Radio Mitre, que es de Clarín, y ahora está en “6-7-8”. Carlos Barragán, ladero de Adolfo Castelo en Radio Mitre, también. ¿Cómo es esto? Gvirtz recopila historias de contradicciones de los demás, ¿no las hay de los Kirchner?

-Usted dijo que en el primer semestre de 2009 se hizo un poco hincha de Huracán.
-Sí, ¡qué placer agarrar Pueyrredon, Jujuy y Colonia! Ibamos en patota con mis compañeros de morfi de los miércoles, entre ellos Menotti. El fenómeno Huracán demostró cómo es la historia: fue enorme la cantidad de hinchas de otros clubes, inclusive de San Lorenzo, que apoyaron la gestión de Mario Bolatti, no la de Cappa. Digo esto aunque Angel es muy amigo mío. Bolatti es uno de los mejores jugadores que vi en mi vida. Todavía me duele la estafa que fue la final. Gabriel Brazenas no dirige más y nadie dice nada. Es el anillo de Grondona, ¡todo pasa viejo! Niembro le gritó el gol de Vélez con toda su voz a Diego Latorre, que piensa como nosotros.

-Y Víctor Hugo Morales justificó el gol de Vélez y la anulación del gol de Huracán...
Víctor Hugo nunca jugó a la pelota! Tampoco entiende un pito de música: para él todos los flautistas son eximios y las arpistas deliciosas. Va al Teatro Colón y como se aburre cuenta las lamparitas de la araña central. Una, dos, tres... dos mil. ¡No sabe nada!

-¿Qué opina de la Ley de Medios?
-No estoy a favor ni en contra, lo que creo es que a este Gobierno no hay que darle prerrogativa alguna. Si el Consejo de la Magistratura lo manejan Carlos Kunkel y Diana Conti esto quiere decir que los jueces están atados de pies y manos, van a hacer lo que les digan. Sí creo en la Suprema Corte, particularmente en dos personas a las que le tengo gran estima: Carmen Argibay y Eugenio Zaffaroni.
-¿Qué le parece el Fútbol para todos?

-El fútbol para pocos, querrás decir. En el interior no todos lo ven. Me parece lamentable. Aclaro que levanté las banderas contra el monopolio y el periodismo hegemónico. Además relata Marcelo Araujo, quien se dice peronista y no sabe que El descamisado no era un libro sino una revista.

-¿Considera que la falta de compromiso de algunos periodistas deportivos es responsabilidad de que no existen medios independientes fuera del monopolio o porque comparten los valores de éste?

-Son rehenes. Es inconcebible que en nuestro país no tengamos una Universidad de Medios de Comunicación y que esta profesión no esté colegiada. Está llena de periodistas que no son periodistas sino que van con los avisos bajo el brazo. Así llegaron Niembro y Araujo a “Sport 80”. Ojo, yo no estudié en ningún lado. Cuando me piden que recomiende una lectura siempre digo que tengo tres referentes que me abrieron la cabeza: Dante Panzeri, Arturo Jauretche y Eduardo Galeano.

-¿Esta incontinencia verbal es un rasgo personal viene con usted desde la cuna?

-No sé si de tan lejos, pero se agravó con la edad. Además la uso para todo. Mi mujer encontró una carta de una de mis nietas, la hija mayor de Gonzalo, de cuando tenía cuatro años. “Abuelo, no me gustan los chistes que me hacés”, decía. ¿Está clara la respuesta? Sí, soy medio cabrón, pero voy de frente. Y soy arbitrario, pero no necio.

-¿No le han pedido su mujer o sus hijos que modere sus formas?
-Todo el tiempo. ¿Y? Es como el tema de las elecciones; yo voté posibilismo demasiadas veces: primero me metió los cuernos Alfonsín, después Chacho Alvarez. Antes de que lo hiciera Lilita Carrió me fui del ARI. ¡Basta de posibilismo! La última vez voté a Pino Solanas.

-¿Vive mortificado o frustrado por el estado de conflicto permanente en el que vive?
-Como dice Piero, hay que sacarlo todo afuera como la primavera. Yo me lo encontré un día a Fabbri en la cancha de Huracán. Pasé por la cabina y no le di ni bola. “Qué, ¿ahora no saludás?”, me dijo. “No, cómo voy a saludarte si vos sos hombre de Filmus, de Kunkel y lo llevás a Araujo a presentar tu libro, dejame de joder”, le contesté. “Ahí van los gorilas”, se burló. ¿No se dan cuenta de que los gorilas son ellos?

-¿Se puso a pensar qué haría si le dieran la programación del fútbol?

-Si yo fuera el dueño de los derechos de televisión del fútbol -¡Dios me libre de que lo sea!- pondría las cámaras al servicio del juego. No quiero ver ni a la Guardia Imperial, ni a los Borrachos del Tablón, ni a la Doce (N. de la R. Nombres que tienen las barras bravas de algunos clubes), ni a Menotti, ni a Cappa, ni a Bilardo ni a ningún director técnico. No quiero ver los bancos de suplentes, excepto antes del partido para saber cómo son las caras de los jugadores que pueden entrar. ¡Basta de notas de color, no quiero más una cámara en la manga! “¡Vamo’ eh!”. ¿Qué significa vamo’ eh? ¡Son imbéciles! Después la tiran para arriba. Amo el fútbol y detesto su entorno. Pero mientras haya Huracán del año pasado, mientras haya Barcelona y me pongo de pie, mientras haya liga inglesa, hay esperanza.

-En ese contexto, y más allá del afecto de padre, ¿cómo juzga la trayectoria de su hijo Gonzalo? Es uno de los periodistas mejor formados y de mayor personalidad, aunque sin su fundamentalismo.
-A mí me honra y me siento totalmente gratificado con lo que él hace en TyC Sports. Sí, es mucho más político que yo. Lo mío no tendría retorno con esa gentuza.

-¿Este reconocimiento a su hijo implica una autocrítica?

-¡Vos estás desde hoy pretendiendo que yo no sea como soy! ¿Sabés qué? Cuanto más viejo más hijo de puta te volvés.

-Sabía que en algún momento me iba a ligar un cachetazo. Cambiemos de tema, hablemos de su familia. ¿Fue un padre autoritario o permisivo?

-Por laburo he sido un padre ausente. Siempre digo que cuando salía temprano de Canal 7 tomaba el tren de la una y media de la mañana en Retiro. Si lo perdía me tomaba el de las dos y diez y me encontraba con el Enano, con la Loca de las agujas y con la Ciega, que eran los personajes del tren. No era el tren de la vergüenza, era el Mitre.

-Hoy tiene más tiempo, supongo que estará indemnizando de afecto a sus hijos.
-¡No los dejo tranquilos! Todos los días hablo con mis cuatro hijos y con algunos de mis ocho nietos, siete mujeres y un varón.
- ¿Qué espera de la selección de fútbol en el mundial de Sudáfrica?
-Espero que Nigeria le haga 10 goles en el debut y quede eliminada en la primera ronda. ¡Terminemos con esta farsa, es la única manera de que el fútbol argentino renazca! Basta de Grondona, basta de Bilardo y basta de Maradona.

-Por último, háblenos de su vínculo con Villa Urquiza. ¿Visita con frecuencia el barrio?
-Mi hija, mi yerno y dos de mis nietos viven en el barrio. En realidad ellos me visitan a mí más de lo que yo a ellos, pero al menos una vez al mes nos reunimos en el restaurante La Zaranda. Más por imposición de mi nieta, que le gusta jugar en el pelotero. A mí me gustaba más cuando tenía el salad bar libre... Disparo de la calle Altolaguirre porque vive un barra de River, además ahí cerca lo mataron a Gonzalo Acro. Como estoy jubilado, me gusta merodear por algunos lugares. Por ejemplo el bazar gastronómico de Triunvirato y Congreso, donde encontré unos lindos cuchillos para el asado. Cosas de viejo pelotudo, ¿no?
Fuente: http.//www.periodicoelbarrio.com.ar/motadetapa.asp

3 comentarios:

Héctor dijo...

Espectacular entrevista!

No comparto muchas cosas con Bonadeo, pero sí coincido cuando trata a Víctor Hugo de farsante.

Una perlita.

Seguiré visitando este blog.

Saludos cordiales.

La MaGa dijo...

Bienvenido, Héctor! Nos vemos por acá, entonces.
Saludos!

Federico dijo...

Victor Hugo farsante?

Viva la impostura entonces!!